Heinrich Zimmer, El rey y el cadáver.

El hombre es el pequeño creador del mundo; Dios, el grande. Cada uno, rodeado por las imágenes reflejadas por sus propias profundidades, conoce y sufre el autotormento cósmico. Y el poder fatal que los encanta a ambos es siempre la gran diosa Maya, la ilusión, la creadora suprema de todos los mundos(…) Lo evidente no…