El presente de mi conciencia es un misterio que siempre está virando como una rama flotante que se lleva la corriente. ¿Dónde estoy? Pero no, no estoy.
El mundo está justamente salpicado de centavos lanzados al azar por una mano generosa. Pero (...) ¿quién se emociona por un triste centavo?Si sigues una flecha, si te acuclillas inmóvil junto a la orilla para observar un trémulo remolino agitado por el agua y recibes como recompensa la imagen de una cría de rata almizclera nadando desde su madriguera, ¿considerarás que esta visión es simplemente un trozo de cobre y continuarás por tu triste camino? Qué pobreza tan extrema cuando un hombre está tan desnutrido y cansado que no se agacha a recoger un centavo. Pero si cultivas una pobreza y una sencillez saludables y el hecho de encontrar un centavo te cambia literalmente el día, en este caso, como el mundo está sembrado de centavos, con tu pobreza habrás comprado días irrepetibles. Es así de simple. Lo que ves es lo que recibes.
El tiempo nos proporciona una oportunidad. Seguimos despertándonos de un sueño que no recordamos, mirando sorprendidos a nuestro alrededor y volvemos a dormirnos, así durante años. Pero yo lo único que quiero es permanecer despierta, mantener la cabeza levantada, los ojos abiertos de par en par, apuntalados con palillos de dientes o con árboles.