Pero es pueril discutir las leyendas. Se debe saborear su encanto y no pedirles ninguna verosimilitud. Forman parte de otro mundo que aquél en el que nosotros nos movemos de manera prosaica; pertenecen al dominio del sueño y, si no les violentamos, están totalmente dispuestas a proporcionarnos acceso a él.
- Leonard Woolf, La muerte de Virginia.
- James Hillman, El sueño y el inframundo.