El hombre ha nacido para amar, el fundamento de la existencia es tan simple como eso. Por ese motivo late el corazón, esa extraña brújula; gracias a él nos resulta fácil encontrar nuestra ruta a través de las brumas más densas, donde nos acechan peligros por todas partes, y a causa de él nos perdonamos y morimos a pleno sol.
- Joseph Campbell, Las máscaras de Dios.
- Ignacio Abella, La magia de los árboles.