Y yo, derrotada, supe que todo había terminado...sin empezar. Pero, a pesar de mi dolor, he sido afortunada...-Y el celeste de su mirada se sublimó. Y la verdad habló por ella.-:...Yo, Rebeca, hija de Ezra, he amado al Hombre más grande de la Tierra.  Observando a tan espléndida y castigada mujer recordé una afortunada frase de Schiller: "Solamente conoce el amor quien ama sin esperanza.

J.J. Benítez, Caballo de Troya 4.

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